miércoles, 7 de abril de 2010

El taxista y su chica (epílogo)

El taxista y su chica (leer antes de continuar con el presente post)

Unos cuantos días después, he vuelto a pasar por el mismo lugar en el que dejé abrazándose a los dos amantes. Aún estaba fresca en mi memoria aquella imagen en la que un tercio de cerveza y una lata de red-bull miraban, ensimismados, como los labios que luego les beberían estaban entonces ocupados en más placenteros menesteres.


Hoy, ví de nuevo, una imagen muy simila. El taxi, parado pero con la luz verde encendida, se encontraba casi en el mismo sitio que cuando le había visto unos días atrás. Al igaul que entonces, su conductor no se hallaba sentado en el puesto de piloto sino que estaba de pie, apoyado contra la parte derecha del taxi, tomándose un pequeño respiro en su jornada laboral.

Sinembargo las diferencias sólo llegaban hasta allí. Ella, Silvia, no estaba allí. Él, que aquel día rebosaba felicidad por los cuatro costados, hoy estaba anodino, no triste... pero si marchito.

Entonces, como si de un conocimiento puro y certero se tratara, llegó hasta mí una plausible explicación de esta desconcertante visión:
El padre de Silvia, demostrando que su mente había previsto cualquier contingencia, buscó entre los hijos de sus colaboradores al más apuesto y galán de todos ellos y, como si de un encuentro casual se tratase, había logrado presentarle a su hija. Ésta, deslumbrada por el brillo de aquél galán "de pasarela" tardó bien poco en olvidar a Fede. Un hombre que, solo muchos años después entendería, era "de verdad".

Al final, el galán, haría que Sil olvidase por completo al taxista y, solo entonces, la abandonaría. Consiguiendo así, el padre de la joven, su objetivo: que ella olvidase el amor y se convirtiera en un tiburón más en la jungla de las finanzas. Exactamente lo mismo que a él le había sucedido.

Mientras tanto Fede seguiría trabajando todos los días en su taxi, echando horas y horas de conducción, para que al llegar final de mes, tuviera que comer, una vez al día, un triste plato de arroz con salchichas.

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