miércoles, 23 de junio de 2010

Roca en el rio (y II)

La mañana del día 5 de Junio volé por mares infinitos, quemé a brujas para luego salvarlas y, solo cuando llegaban las 2 de la tarde, dejé tan absurdos sueños para caer en la agradable realidad de un sábado tranquilo.

Al poco de despertar la amazona de los APIS, cuando estaba a punto de ponerse a domar uno de ellos, recibió, telepáticamente, el mensaje de que un guerrero, amigo nuestro, había caído en combate... ¡y alguien tendría que sustituirle! Dicho combate, como no podía ser de otra manera, volvía a ser en los terrenos de la gran roca en el rio.
Sin embargo ya que había que sustituirle, y para lograr conseguir la excelencia, conseguimos, a base de tener que pagar una pequeña (gran) tasa, tener la posibilidad de ir los dos (la amazona y el que suscribe).

Como ya sabíamos lo que nos íbamos a encontrar el resto de guerreros, vírgenes en el combate, nos preguntaban un montón de cosas... lo malo es que en muchas de ellas nos equivocamos. Sobre todo en la cantidad de personas que se darían cita en tan excepcional lugar.
Por culpa de esa desviación pisamos la roca mucho más tarde que en la jornada anterior. De hecho, tanto fue así, que justo cuando ya estabamos en la roca oímos como, junto a la gran protuberancia negra (de la que ya os hablé en el capítulo anterior) empezaron unos tremendos truenos y unos espectaculares rayos.
Este día, aún más espectacular que el anterior, tuvo como primeros guerreros A los de la Decimo tercera compañía de Puerto Rico.
Cuando sus marchas, cuasi militares, acabaron por dejarnos machacados, toco... ¡un parón importante! Tan importante que, una rubia mejicana, que por allí deambulaba, fue a parar a mis manos, rebosante ella, y, para su desgracia, cuando el parón finalizó, yo la había dejado totalmente seca.
Por fin, tan una frustrante espera para los demás, un rato corto para mi, comenzaron a resonar las fuertes pisadas de la soldado Trihanna. Dicha soldado, conocida entre algunos de los presentes como "la golfa #1" realizó un milimetrado desfile militar lleno de surrealismo y grandes consignas, a cada cual más belicista.
Por suerte, el final de aquella dura batalla, compensó cualquier falla anterior. La gitana, la loba, la sordomuda realizó un trabajo casi impecable, volviendo a lo que la hizo buena hace años y, "casi" obviando lo que ahora la ha llevado a que algunas la conocieran, este día, como "la golfa #2".
Así, lo que se suponía como un terrible duelo entre las dos golfas más golfas que pisaron la roca, se conviertió en un paseo triunfal para la que, aunque parezca mentira, no paramos de llamar: GORDITA!!!!

PD: Al final, la golfa más golfa que pisó (y supongo que jamás pisará) la roca que había en el rio (en Madrid) fue esta.









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