El tiempo, ese ser, a veces tan preciado y otras tan odiado. Nunca pasa en valde. Aunque creamos que pasa sin que pase nada, esa nada, si la produce el tiempo, son muchas cosas.
Si el tiempo pasa y no pasa nada, se pierden tantas cosas...
Lo que no haces, al ritmo que marca el tiempo, marca tanto como lo que sí haces. Si practicas algo durante un largo periodo mejorarás seguro (puede que ni practicando te acerques, si quiera, a la mediocridad, pero mejorar, mejorarás seguro). Por otro lado, lo que no haces, no practicas, no cultivas, empeora o, lo que es peor, se pierde por completo.
Aunque todo ésto es ley de vida hay un hecho especialmente desagradable de todo ello. Cuando, por culpa del tiempo, pierdes cosas... No te das ni cuenta.
Y, si algún día acabas por percatarte, no solo es demasiado tarde, si no que el dolor por la pérdida y la rabia contigo mismo por no haberlo impedido, entristecen más que muchas otras cosas.
Yo, por culpa mía y solo mía (aunque el tiempo es el culpable de que no tenga solución) he perdido a muchos amigos. Algunos, muy buenos amigos. Para más INRI he descubierto que mi memoría a largo plazo es pésima. No recuerdo casi nada de forma nítida de mis primeros 20 años de vida, con lo que, encima, no logro acordarme todo lo que querría de aquellos amigos perdidos y lo que pasé con ellos cuando éramos uña y carne.
Ahora la nostalgia ha podido conmigo y me he puesto a rastrear la Red para ver si era capaz de encontrarles, saber algo de ellos, ver como les va...
De uno he descubierto que trabaja en temas de Internet, otro está acabando periodismo y tiene un blog la mar de cojonudo y, para mi gran desazón, de otros muchos no soy capaz de encontrar, en la nube que es mi memoria, su nombre completo... con lo que la tarea de buscarles en la Red se convierte en misión imposible.
En cambio, quien a mí me busque encontrará notas de la universidad, puntuaciones para conseguir becas y poco más. De todas maneras espero que ellos, si tienen esa misma inquietud acaben dando conmigo y, aunque hay cosas que el tiempo enterro tanto que no es posible sacarlo a la luz, siempre se pueden beber una cerbezas, hablar de vanalidad, y por unas horas, convertirnos de nuevo en aquellos adolescentes que fuimos.
Si el tiempo pasa y no pasa nada, se pierden tantas cosas...
Lo que no haces, al ritmo que marca el tiempo, marca tanto como lo que sí haces. Si practicas algo durante un largo periodo mejorarás seguro (puede que ni practicando te acerques, si quiera, a la mediocridad, pero mejorar, mejorarás seguro). Por otro lado, lo que no haces, no practicas, no cultivas, empeora o, lo que es peor, se pierde por completo.
Aunque todo ésto es ley de vida hay un hecho especialmente desagradable de todo ello. Cuando, por culpa del tiempo, pierdes cosas... No te das ni cuenta.
Y, si algún día acabas por percatarte, no solo es demasiado tarde, si no que el dolor por la pérdida y la rabia contigo mismo por no haberlo impedido, entristecen más que muchas otras cosas.
Yo, por culpa mía y solo mía (aunque el tiempo es el culpable de que no tenga solución) he perdido a muchos amigos. Algunos, muy buenos amigos. Para más INRI he descubierto que mi memoría a largo plazo es pésima. No recuerdo casi nada de forma nítida de mis primeros 20 años de vida, con lo que, encima, no logro acordarme todo lo que querría de aquellos amigos perdidos y lo que pasé con ellos cuando éramos uña y carne.
Ahora la nostalgia ha podido conmigo y me he puesto a rastrear la Red para ver si era capaz de encontrarles, saber algo de ellos, ver como les va...
De uno he descubierto que trabaja en temas de Internet, otro está acabando periodismo y tiene un blog la mar de cojonudo y, para mi gran desazón, de otros muchos no soy capaz de encontrar, en la nube que es mi memoria, su nombre completo... con lo que la tarea de buscarles en la Red se convierte en misión imposible.
En cambio, quien a mí me busque encontrará notas de la universidad, puntuaciones para conseguir becas y poco más. De todas maneras espero que ellos, si tienen esa misma inquietud acaben dando conmigo y, aunque hay cosas que el tiempo enterro tanto que no es posible sacarlo a la luz, siempre se pueden beber una cerbezas, hablar de vanalidad, y por unas horas, convertirnos de nuevo en aquellos adolescentes que fuimos.
2 comentarios:
El Balde de la memoria suele traducirse en un exceso de Banalidades almacenadas que, quizá, lo sean tanto y en tanta cantidad como las que se dicen al tomar unas cerVezas con la compañía menos adecuada.
En cualquier caso, conservar recuerdos es bello porque los recuerdos forman a las personas. Pero no te aflijas: dice el dicho que cualquier tiempo pasado es mejor. Yo filigraneo el refrán diciendo que cualquier tiempo pasado es tiempo pasado. Obviedad muy obvia pero no por ello menos importante de recordar.
La cuestión de cómo viviste no es baladí, pero tampoco marca tu presente. Perdiste amigos desde el instituto... ¿y qué? ¿quién no lo hizo? ¿acaso no ganaste otros?
En cualquier caso, me alegra verte por aquí. A ver si dura.
Y prime de blog!
Vaya, gracias por enlazarme, y sobre todo por tus palabras. Según leo, fuimos o dejamos de ser amigos. Bueno nunca es tarde, si la dicha es buena. Mándame un mail, mister zepa, y así, de paso, te pongo rostro.
Y luego, si tal, nos tomamos unas cañas y recordamos ¿viejos tiempos?
un abrazo, seas quien seas. Y gracias de veras.
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