jueves, 8 de julio de 2010

Pesadillas

Hay peores pesadillas que aquellas que acaban al despertar: las que NO acaban. Cuando un sueño o un pensamiento nocturno (aquéllos que se piensan en mitad de la noche, cuando uno está intentando dormir pero no puede) es tormentoso, entonces la pesadilla prosigue por la mañana.

Dichas pesadillas, creadas por los pensamientos más oscuros de la más oscura de las neuronas que habitan la mente, tienen, en realidad, una función positiva. Preparar a la persona para los golpes que se llevan el resto de neuronas cuando algo, por impensable o por traumático, cause un profundo dolor.

Sin esas pesadillas, cuando algo malo ocurriese, la mente se hundiría en un total sopor. En una profunda gripe mental, en la que todas las neuronas se pondrían en huelga (una huelga mucho peor que esta). En esos casos, solo las neuronas oscuras son capaces de sacar al cerebro de ese trance pero... ¡qué difícil les resulta hacerlo!
En cambio, si han ido causando esas pesadillas, funcionan "a modo" de vacuna, y con gran pena, pero sin caer en un estado de total desesperación, se sale de esos estados.

El problema es que, cuando la vida sonríe de forma genial, las neuronas oscuras están tan enterradas que nada pueden hacer para causar esas dosis de vacuna y, es por eso, que cuanto más alto se está, peor puede ser la caída.



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...Hace mucho que no tengo una de esas pesadillas...
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Y ESPERO K ASI SIGA ILY