domingo, 1 de agosto de 2010

Máquinas pensantes

Jaime salió de su casa tras darle un dulce beso en la mejilla a su pequeño robot de compañía. A continuación llamó a otra máquina que le llevó desde su apartamento en la 19ª planta hasta el nivel del suelo. Luego, se alejó andando por la calle y, solo fue entonces cuando Greel (su pequeño robot de compañía) perdió el contacto con su dueño.

La pequeña mascota, fue consciente de la inmensidad de la casa y de lo solo que estaría hasta que, doce o trece horas después, su cansadísimo amo, entrase, medio desfallecido, por la puerta. A Greel le encantaría poder hacer más por ellos, poder trabajar por su amo, poder lograr ingresos,conseguir, tanto para él, como para si mismo, una compañera con la que cohabitar...
¡Pero todo eso eran ensoñaciones! Lo único que podía hacer, estando solo, era vigilar que Roomba(r) limpiase bien la casa (cosa que ya hacía sin necesidad de que vigilase) y, luego, pasarse todo el día conectado al ordenador, esperando que Jaime tuviese cinco minutos de calma en su trabajo para conectarse con él.

Cuando Jaime se alejó de su edificio más de un kilómetro, se puso a llorar. Había mentido a Greel. Desde hace un mes Jaime estaba sin empleo... pero no se había atrevido a confesárselo a su mascota electrónica... la quería demasiado.
Por eso, cuando vio que ya todo estaba perdido, decidió irse de allí, vender su apartamento, con todo lo que en él había a una familia que parecía encantadora y, finalmente, llegar hasta el puente más alto de la ciudad en busca de un vuelo que le llevase más allá de donde se puede llegar.

Cuando, solo tres horas después de que Jaime saliese de casa, entró la nueva familia se encontraron todo desordenado. Casi como si un fortísimo huracán hubiera irrumpido en el apartamento. Sin embargo, en el medio de todo, como en un trono de muebles rotos, se encontraba Greel. 
Rápidamente los hijos, al ver la mascota electrónica, fueron hacia ella. Ya sus padres les habían contado que junto con la casa también habían comprado todo lo que en ella había.
Por desgracia cuando el mayor de los niños cogió la mascota, se rompió.
El padre, de profesión mecánico, se acercó por ver si podía hacer algo pero, pronto comprendió que no se podía hacer nada. 
Todos los componentes electrónicos que Greel llevaba dentro se había fundido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Espero que este sea un primer episodio, sino que tristeza... Pero cuando escribiste esto???? Era un día de bajoncete????
Greel seguro que es genial!!!!!
Como AISoy1!!!! QUIERO UNOOOOOO
Fati