viernes, 21 de mayo de 2010

Capítulo 5

Sentimiento descubierto
Tras conocer el porqué de mis reencarnaciones intenté buscar en cada una de mis siguientes vidas las sensaciones más fuertes y extremas. Muchas veces el nivel de vida de la existencia en que me encontraba era tan bajo que me impedía intentarlo pero aún en esos momentos aprovechaba para tratar de probarlo todo.
  Como se nota que en la gran mayoría de los casos las cosas que quieres se encuentran cuando dejas de buscar.
  Ya llegados al principio del Siglo XXI, hace dos años y medio, había tirado del todo la toalla y trataba de encontrar alguna manera de engañar a la muerte. Quería lograr que mi cuerpo muriese durante unos instantes para luego resucitarlo con las nuevas tecnologías médicas. De esta forma la maldición sufriría un revés y quizás de esta forma se produjese un desconcierto entre en cual de los dos cuerpos ubicar mi consciencia.
  Para lograr este objetivo fui a visitar los mejores hospitales que pude encontrar pero en todos me echaban en cuanto les decía lo que quería conseguir. Así seguí, recorriendo los hospitales del país en el que había nacido esta vez, España, en busca de algún otro médico poco ortodoxo. Solo recordar aquél doctor enajenado y las pruebas que me hizo en cuanto me dio lo que quería me dan escalofríos, pero al fin y al cabo conseguí lo que quería de él así que quizás otro de su calaña también me sirviese, de forma definitiva, en esta ocasión.
  Y fue en uno de estos intentos, cuando ya había perdido toda esperanza de encontrar esta tan genial que te puede suceder en este mundo, cuando me sucedió.
  Al entrar en el hospital fui, como tantas otras veces, a la planta de administración. Allí me dirigí al despacho de dirección. Al entrar una joven muy educada me pidió que me sentase y que le contase que necesitaba. Yo le comenté que quería hablar con el director del hospital pero, por desgracia su secretaria me señaló que ese día no iba a ir por allí. Cuando yo ya me disponía a marchar ella insistió en que le contase para que necesitaba hablar con el director, así podría contárselo directamente y quizás así ahorrar tiempo a ambas partes.
  En principio pensé que no era una opción pero como estaba deprimido por la cantidad de rechazos que había recibido en tan pocos días decidí utilizar una técnica distinta. El “no” ya lo tenía así que podía ser una idea nueva el contárselo a esa joven tan encantadora y quizás ella me ayudara de alguna manera a convencer a las altas instancias.
  Conforme le iba haciendo la petición iba mintiendo… pero cada vez menos. Por algún extraño motivo me fui confiando así que acabé admitiendo que todo lo que había contado era falso y le dije la verdad sin rodeos. Al hacerlo vi el error dibujado en su cara pero eso no me detuvo. Cuando me quise dar cuenta estaba contándole como era Egipto hace unas generaciones. Entonces, como una revelación, me di cuenta de que ya era de noche y llevábamos horas hablando.
  Cuando le estaba pidiendo perdón por haberla entretenido tanto y me disponía a marchar ella me dijo:
  – ¿Realmente te vas a marchar así habiéndome hecho perder tanto tiempo? Creo que lo mínimo que podrías hacer sería invitarme a cenar algo caliente, ¿no?
  A lo que me quedé atónito. Sin embargo las ansias de seguir hablando con ella eran tantas que me pareció una idea correctísima invitarla a un restaurante.

1 comentario:

Unknown dijo...

Espero que no te inspiraras en mí con para describir la bordería de esa muchacha!!!! ejjeje